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La Costa Santafesina, la Violencia de Género Sobre las Mujeres es un Patrón Cultural. Toma de Conciencia

La Violencia de Género y su peor consecuencia el “Femicidio” es una conducta social que no es nueva pero que en los últimos tiempos ha tenido un protagonismo inusual en las crónicas policiales. Si bien este aberrante fenómeno se da en todo el país es especialmente preocupante los que ocurre en la Provincia de Santa Fe y muy particularmente en la zona de la Costa Santafesina, donde prácticas culturales, sociales y económicas ponen a la mujer en una situación personal de sumisión relegándolas a “reproductoras” de hijos y encargadas de las tareas más duras en el hogar, como si ese fuera un destino natural por su condición de mujer. Lamentablemente la sociedad costera ve esto como común (siempre fue así) y solamente reacciona cuando se llega al extremo de perder una vida por un femicidio. Tomar conciencia es uno de los caminos para revertir esta situación en la Costa Santafesina.

El asesinato de María Florencia Gómez Pouillastrou, nuevamente cuestiona lo que está ocurriendo con la violencia de género y especialmente con los femicidios; ella tenía 34 años, era referente de géneros en la provincia de Santa Fe, tenía dos hijas de 3 y 5 años. Vivía en San Jorge, el lunes, como todos los días, salió a caminar y nunca más volvió. El femicidio se conoció a las cuatro de la tarde, cuando hallaron el cadáver con un golpe en la cabeza, y según los informes del médico policial, fue cometido entre las 13.45 y las 14. No hay detenidos por el crimen.

En la zona de la Costa Santafesina hubo traumáticos femicidios de Rincón a San Javier, que en su oportunidad conmocionaron a la sociedad, pero luego todo se disipa y vuelve a verse el mismo grado de Violencia de Género… todo vuelve a ser “NORMAL”. 

Tomar Conciencia “Violencia de Género”

Hay una causa esencial en la Violencia de Género: el “convencimiento” por parte del hombre de su superioridad y primacía sobre la mujer. Las características de las normas culturales y el papel de género en la violencia sobre las mujeres pueden resumirse en los siguientes puntos, según la Guía de Buena Práctica Clínica en Abordaje en Situaciones de Violencia de Género de Miguel Lorente y Francisco Toquero.:

– La violencia funciona como un mecanismo de control social de la mujer y sirve para reproducir y mantener el status quo de la dominación masculina. De hecho, la sociedades o grupos dominados por ideas “masculinas tienen mayor incidencia de agresiones a la mujer. Los mandatos culturales, y a menudo también los legales sobre los derechos y privilegios del papel del marido han legitimado históricamente un poder y dominación de éste sobre la mujer, promoviendo su dependencia económica de él y garantizándole a éste el uso de la violencia y de las amenazas para controlarla.

– La conducta violenta frente a la mujer se produce como patrones de conducta aprendidos y transmitido de generación a generación. La transmisión se hace fundamentalmente en los ambientes habituales de relación.

– Las mismas NORMAS SOCIALES MINIMIZAN EL DAÑO PRODUCIDO y justifican la actuación violenta del marido. Se intenta explicar atribuyéndola a trastornos del marido o, incluso, de la mujer. Por mucho que el hombre tenga problemas de estrés, de alcohol, de personalidad, curiosamente la violencia sólo la ejerce sobre la mujer no contra un conocido o amigo, y, por supuesto, nunca contra su jefe o patrón, por ejemplo. También influyen toda la serie de mitos arraigados en la sociedad que perpetúan la violencia y niegan la asistencia adecuada a estas víctimas.

– El modelo de conducta sexual condicionado por el papel de los géneros también favorece la existencia de una actitud violenta contra la mujer al tratarse de un modelo androcéntrico (otorgar al varón y a su punto de vista una posición central). Existe una serie de factores que favorecen esta agresividad entre los que se encuentran: los patrones de “supermacho“, el inicio de un mayor grado de relación sentimental, la duración prolongada de la relación y los modelos sexuales existentes, que contienen una tensión intrínseca entre hombres y mujeres, creando la posibilidad o las condiciones para que se produzcan errores en la comunicación que desemboquen en una situación de violencia frente a la mujer.

– Por el contrario, el alcohol, tantas veces esgrimido como causante o precipitante del maltrato, ha sido eliminado como una causa directa de este tipo de violencia. Se ha comprobado que actúa de forma general como desinhibidor y de forma particular como excusa para el agresor y como elemento para justificar la conducta de éste por parte de la víctima.

Los principales factores determinantes de la violencia de género son la relación desigual entre hombres y mujeres y la existencia de la “cultura de la violencia” como medio para resolver conflictos.

En Síntesis:

La violencia contra las mujeres es estructural. La violencia no se debe a rasgos singulares y patológicos de una serie de individuos, sino que tiene rasgos estructurales de una forma cultural de definir las identidades y las relaciones entre los hombres y las mujeres. La violencia contra las mujeres se produce en una sociedad que mantiene un sistema de relaciones de género que perpetúa la superioridad de los hombres sobre las mujeres y asigna diferentes atributos, roles y espacios en función del sexo.

El patrón de conducta observado en la Costa Santafesina que son considerados normales y naturales y que restringen el desarrollo personal y social de las mujeres, son la exigencia de su dedicación exclusiva a la familia, su deber de acatar la autoridad masculina, en ese contexto se tolera socialmente que los hombres utilizasen la violencia para afianzar la autoridad. Aunque se cree que esto ocurre en los sectores más empobrecidos lo cierto es que sucede en todas las clases sociales, religiones y niveles educativos.

Finalmente vale decir que la violencia contra las mujeres es además instrumental. El poder de los hombres y la subordinación de las mujeres, que es un rasgo básico del fenómeno, requiere de algún mecanismo de sometimiento. En este sentido, la violencia contra las mujeres es el modo de afianzar ese dominio. La violencia de género más que un fin en sí mismo, es un instrumento de dominación y control social. Y en este caso se utiliza como mecanismo de mantenimiento del poder masculino y de reproducción del sometimiento femenino.

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