Se encuentra bajo amenaza los distintos peces que habitan en el río Paraná, el desarrollo de negocios empresariales en detrimento de la naturaleza y los pueblos originarios se ha incrementado durante el gobierno de Jair Bolsonaro, llegando a poner en jaque incluso la existencia misma de la principal agencia ambiental de Brasil (IBAMA) y, consecuentemente, la biodiversidad del propio país. Un reciente decreto federal brasileño (10.576/2020) habilita el cultivo de especies de peces no nativos en los principales embalses brasileños sin ningún tipo de control por parte de las instituciones competentes.
Amenazan la riqueza ictícola del río Paraná dado el fomento de los negocios de grandes corporaciones sobre vastas regiones del vecino país. Al respecto, un trabajo científico de la Dra. Charvet y colaboradores, recientemente publicado en la revista Science (Tilapia farming threatens Brazil’s Waters”), revela que el cultivo de especies no nativas, principalmente la TILAPIA DEL NILO, acarreará importantes consecuencias sociales, económicas y ecológicas, máxime, si esta práctica se potencia sin la fiscalización de los órganos estatales pertinentes.
El Dr. Luis Espínola, investigador del INALI -Instituto Nacional de Limnología –CONICET-UNL-, co-autor de este último trabajo, al advertir que la práctica de la acuicultura en cuerpos acuáticos es citada como el principal vector de introducción y propagador de peces no nativos. Esto, sin duda alguna, afectará ecológicamente los cuerpos de agua dulce en territorio argentino como también el de los países vecinos, por lo que está amenaza cierta para la biodiversidad brasileña lo es también para los países que comparten la misma cuenca.
Una investigación llevada a cabo por el grupo de Espínola en el Laboratorio de Hidroecología del INALI, orientada a revisar el estado del arte en la temática, demuestra el daño ecológico que causa la introducción de peces de agua dulce en nuestro país. Hay que tener en cuenta que el efecto que produce una especie que se torna invasora sobre el medio ambiente y sobre la fauna acuática va a depender de las características ecológicas del ambiente y de la propia especie. Esto significa que las consecuencias se empiezan a visualizar a mediano y/o largo plazo, cuando generalmente la especie no nativa ya se torna imposible de erradicar del ambiente.
Espínola sostiene que “La acuicultura de especies no nativas y sin medidas de control es uno de los principales vectores de introducción de especies, debe haber medidas en conjunto, para así poder evitar varios problemas ecológicos a toda la región”.
Argentina se vería directamente afectada dado que muchos de los grandes embalses se encuentran en los ríos Paraná e Iguazú, pocos kilómetros aguas arriba de la frontera, con lo que la posible invasión de especies causaría impactos globales sobre la fauna piscícola nativa del tramo argentino, tales como homogeneización biótica, reestructuración de la comunidad nativa, depredación, extinción, propagación de enfermedades y parásitos.
El control para evitar la llegada de especies no nativas impone difundir la problemática y encarar más estudios ecológicos con el fin de establecer planes de manejo destinados a detectar y erradicar la introducción de especies no nativas y así poder reducir los potenciales establecimientos y dispersiones de estas especies en nuestros cuerpos de agua.
Protección de la Biodiversidad en Argentina
La maravilla de la naturaleza y la complejidad de los ecosistemas no reconoce mojones ni límites cartográficos pero, claramente, la política de un país puede generar grandes perjuicios a vastos espacios geográficos y daños irreparables si quedan en manos de dirigentes que priorizan los negocios empresariales por sobre la biodiversidad de los países y las culturas de los pueblos de la región. En nuestro caso, como principal vecino afectado, debemos tomar conciencia, respetar la naturaleza dando prioridad al conocimiento científico y actuar con compromiso y generosidad hacia las generaciones futuras.