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El COBEM Cumple 40° Años de Servicio a la Comunidad. Historias de Vida y Anécdotas

La Central Operativa Brigada de Emergencias Municipal, o más conocida por su sigla como COBEM, cumple este miércoles cuatro décadas brindando la primera respuesta ante desastres y emergencias. Derrumbes, rescate de animales, evacuaciones, caída de mampostería, accidentes de tránsito, intervenciones en la vía pública, situaciones surgidas por la pandemia. Son innumerables las situaciones de emergencia que atraviesa la comunidad en Santa Fe Capital, ante las cuales el COBEM está preparado para salir su auxilio, además de tener un rol de prevención y capacitación. Historias de trabajadores con vocación de servicio.

La Central Operativa Brigada de Emergencias Municipal, conocida popularmente como Cobem, fue creada en 1981 como organismo operativo de la Junta Municipal de Defensa Civil y se le asignó el número 103 como sistema único de atención a emergencias de la ciudad. Este miércoles 14 de julio se cumplen 40 años de su conformación. El objetivo que motivó su origen es bien definido: dar la primera respuesta ante situaciones de peligro, emergencia o desastre en la ciudad, con la finalidad de organizar y coordinar el operativo de intervención.

Cintia Gauna, directora de Gestión de Riesgos del municipio, expresó que “es una gran alegría llegar a este 40 aniversario de una institución tan querida por la sociedad santafesina como es el COBEM, que fue creado en el año ‘81 y fue un organismo que por distintas situaciones viene siendo postergado en años anteriores”. En ese contexto, la funcionaria recordó que antes de comenzar la actual gestión presentó ante el intendente Emilio Jatón un Programa de Fortalecimiento del COBEM que persigue entre sus objetivos instruir al personal y profesionalizar su formación, asignándole un perfil orientado a la reducción de riesgo de desastres.

HISTORIA DE VIDA EN EL COBEM

Marcos Raúl Quintana hace 39 años que ingresó como operario, luego fue supervisor y a lo largo de los años pasó por distintas tareas, supo manejar tractores, camionetas de rescate, ambulancias, unidades de prevención, camiones cisternas como parte de su trabajo y hoy está a cargo de la dirección del COBEM luego del fallecimiento de Ramón Gamarra el año pasado. Él creció en su trabajo a la par del COBEM y repasa que “tuvimos servicios muy complejos, como cuando se pierde una vida, más cuando son criaturas, y a uno le afecta. Por eso, después de finalizar lo tratamos de charlar como para poder desahogarnos”. También, rescata que “lo más lindo es la gratitud de la gente”.

Una anécdota que Marcos no se olvida es la primera vez que participó de un parto en una exposición en el Parque Garay: “Eran cordobeses, estaban en una casita rodante y estábamos todos apretaditos. Teníamos todo teórico y cuando llegamos a los hechos fue algo que nunca nos había pasado. Ver un bebé recién nacido es algo que los parteros nomás lo saben. Cómo agarrar al bebé, se nos resbalaba, uno tiene miedo por ser tan frágil”, recuerda con una sonrisa. “El Cobem para mí es mi segunda familia. Si no estoy en casa, estoy en el Cobem”, dice y se autocorrige: ”Es parte de mi familia”.

Claudia Antunez trabaja desde 2008 en cobem como recepcionista de llamadas que provienen de la línea 103: “Acá se aprende guardia por guardia. A la experiencia la vas juntando día a día, cada vez que se atiende el teléfono son experiencias diferentes”, cuenta y ejemplifica que “llaman personas que están solas y necesitan hablar. Me encanta escuchar a las personas”.

Una hija desesperada porque su padre no reacciona y llama para pedir ayuda. Un recuerdo que Claudia no se olvida más: “Cuando empecé a trabajar y me llamaban por una emergencia o algo malo que pasaba yo me ponía mal, quería largarme a llorar y no podía evitarlo, terminaba con la voz cortada hablando porque quería solucionarlo, me dolía lo que la persona me transmitía, me hacía sentir mal. Yo cortaba la llamada y pensaba que me tenía que concentrar para estar fuerte y darle seguridad a esa persona de que su problema iba a ser solucionado. Eso me llevó un tiempo poder manejarlo para que la persona se sienta segura y sepa que estaba llamando al lugar correcto”.

También Claudia resalta que muchas veces se encuentran con escenarios impensados: “Mandamos la ambulancia confiando en lo que la persona te dijo y cuando van allá es otra cosa, pero trabajando en equipo todo se soluciona, le buscamos una solución. Me siento orgullosa de estar acá y pertenecer a este trabajo, de los compañeros que tengo porque al entrar acá no tenía experiencia y ellos colaboraron, me fueron enseñando. Lo que sé y lo que voy aprendiendo es gracias a ellos que me brindaron de corazón”.

 

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