Científicos del CONICET estudian el crecimiento o disminución de la población de peces de los últimos 85 años y los monitoreos recientes de la Cuenca del Plata, con el fin de determinar las tendencias poblacionales de 27 especies de peces que se hallan bajo explotación comercial. Este estudio focaliza sus esfuerzos en el tramo del Paraná ubicado entre Rosario y Reconquista. ¿Cómo influye en la pesca de la zona de la Costa Santafesina?. ¿Cuáles son las que disminuyeron y cuáles las que se mantienen o crecieron?
Según explica Pablo Scarabotti, investigador del CONICET y primer autor del estudio, en la parte media del río Paraná, 15 de 21 especies monitoreadas durante los últimos quince años mostraron tendencias poblacionales estables o positivas, mientras que las otras 6 especies fueron declinando. En paralelo, en el alto Paraná, entre Corrientes y la represa de Yacyretá, se monitorearon veinte especies -en los últimos veintisiete años- de las cuales 9 mostraron tendencias poblacionales estables o positivas y en las otras 11 se observó una declinación de las mismas.
La explicación de estas tendencias serían los CAMBIOS AMBIENTALES a nivel de la cuenca del río Paraná y la PRESIÓN DE PESCA, entre otros factores, tal como lo afirma el estudio realizado por un equipo de biólogos y biólogas coordinado desde el Instituto Nacional de Limnología (INALI), dependiente del CONICET y la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
Scarabotti explica que “Esto nos permitió tener un panorama general de la explotación pesquera en la Cuenca del Plata durante los últimos ochenta y cinco años y conocer las tasas de captura que fueron sostenibles por largos períodos de tiempo en el pasado”. En una segunda etapa, el equipo analizó la información de diversos programas de monitoreo: dos de pesca experimental, en el Paraná Medio y en el alto Paraná; y dos de capturas de pescadores comerciales de las provincias de Santa Fe y Chaco; esto “Permitió tener un panorama más claro de los cambios temporales en la abundancia relativa de cada especie en el río, por lo que la continuidad de estos monitoreos debe ser una política que se sostenga en el tiempo y la ampliación a otros sectores de la cuenca es fundamental para un adecuado manejo pesquero”.
El estudio permitió observar que el SÁBALO y EL DORADO tienen poblaciones estables en la parte alta de la cuenca, pero muestran leves declinaciones en la parte media y baja, “Lo que podría deberse a una mayor presión de pesca en la parte baja de la cuenca y a fluctuaciones poblacionales de largo plazo producto de la menor producción de juveniles durante los últimos años”, según Danilo Demonte, integrante de la Dirección de Recursos Pesqueros de Santa Fe. “Las especies de SURUBÍES (pintado y atigrado) presentan poblaciones estables en todo el tramo medio del río Paraná”, sobre el SURUBÍ PINTADO, que “Presenta una tasa de crecimiento rápida y una capacidad de madurar a temprana edad, lo que podría explicar la estabilidad de sus poblaciones”.
Otras especies que habitualmente se consideran amenazadas, como el PACÚ y MANGURUYÚ, mostraron tendencias positivas en el sector monitoreado de las pesquerías de la provincia de Chaco, indicando que sus poblaciones están en aumento. La BOGA y LOS ARMADOS, a pesar de ser muy explotadas comercialmente, también mostraron aumento en el Paraná Medio. Las tendencias de estas últimas especies podrían deberse a la mayor disponibilidad de alimento que tienen estos peces, ya que son los principales consumidores del mejillón dorado, una especie invasora que ha crecido en abundancia en las últimas dos décadas. Por su parte, el BAGRE AMARILLO, EL MONCHOLO, EL BAGRE SAPO y LA TARARIRA, se encuentran en declinación en toda la cuenca durante los últimos quince años, lo que podría atribuirse a la fuerte presión de pesca comercial y recreativa (sin devolución) que sufren estos peces.
Uno de los resultados más llamativos del estudio es que, entre la ciudad de Corrientes y la represa de Yacyretá, la mayoría de las “especies de cuero” o “bagres” (manduvés, bagre amarillo, moncholo, surubí y manguruyú, entre otras) están declinando. “Este fenómeno estaría asociado al aumento en la transparencia del agua que sufrió el río Paraná aguas arriba de la ciudad de Corrientes, producto de la instalación de represas en parte alta de la cuenca”, asegura Sebastián Sánchez, investigador del CONICET en el Instituto de Ictiología del Nordeste. “Estas especies están adaptadas a capturar sus presas y eludir la depredación en aguas turbias y se ven desfavorecidas cuando el agua se vuelve muy transparente”, completó el investigador.
Los investigadores recomiendan que el manejo pesquero debe tener una perspectiva ecosistémica para poder así regular todos los procesos que mantienen saludable al ecosistema, lo que implica el control de la contaminación ambiental, la conservación de los hábitats de cría, el mantenimiento del régimen hidrológico natural y un monitoreo continuo y eficiente de la presión de pesca a lo largo de toda la cuenca.
Las conclusiones científicas del estudio apuntan a que el manejo pesquero del río Paraná no se reduce a establecer límites al volumen de extracción. De hecho, las principales especies como el SÁBALO, EL SURUBÍ, EL DORADO Y LA BOGA, tienen un gran potencial reproductivo y pueden recuperarse de la alta presión pesquera si existen condiciones ambientales favorables para la reproducción, lo que implica atender muy especialmente aspectos como la conectividad entre el río y su llanura de inundación, la destrucción de los hábitats de cría y a la regulación del régimen hidrológico del río, como ocurre en varios sectores de la cuenca, regulados por represas hidroeléctricas.