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Orgullo Santafesino, 30 Años de Una Empresa de Biotecnología Desarrollada desde la Universidad Nacional del Litoral

El 27 de noviembre se cumplieron tres décadas de la creación de la primera empresa biotecnológica del país nacida del ámbito universitario. Se trata de un modelo de transferencia de conocimiento y tecnología gestada en 1992 en los laboratorios de la Universidad Nacional del Litoral. En un contexto a nivel nacional en el que no existían antecedentes de una empresa nacida de la mano del sector científico-tecnológico, la Universidad Nacional de Litoral (UNL) hizo una apuesta fuerte a la vinculación tecnológica incubando la primera empresa biotecnológica en el ámbito universitario argentino: ZELLTEK.

Sus comienzos están ligados al nacimiento del Laboratorio de Cultivos Celulares de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la UNL. El proyecto fue gestado en el año 1992, por los investigadores Marina Etcheverrigaray y Ricardo Kratje; y el empresario biotecnológico Marcelo Daelli. Nació bajo el propósito de generar conocimiento y tecnología que resultaran aplicables y transformaran las condiciones científico-tecnológicas y productivas que existían en la región y en un área de vacancia en la Argentina: el cultivo de células animales para la producción de sustancias que se utilizan como ingredientes farmacéuticos activos en medicamentos para la salud humana.
A partir de una convocatoria de la Dirección de Ciencia y Tecnología de la Provincia de Santa Fe, en el marco de la Ley Nacional de Innovación Tecnológica Nº 23.877, para apoyar proyectos de innovación, se obtuvo el crédito que permitió montar el laboratorio para el cultivo celular, naciendo ambos -empresa y laboratorio- de la misma génesis política.

ZELLTEK, A LO LARGO DE LOS AÑOS
La historia de Zelltek se puede dividir en dos períodos, desde la década del ’90 y hasta aproximadamente el año 2002, y luego desde ese año en adelante.  Entre los años ’94 y ’95 se montó el laboratorio para comenzar la etapa de desarrollo del principio activo eritropoyetina humana recombinante, proceso que logró el éxito tecnológico, hacia 1998. Dos años después (previo escalado y aprobación por parte de las autoridades sanitarias), esa hormona estaba en el mercado argentino y latinoamericano. En diciembre del año 2000 se coronó el proyecto con la inauguración de una planta piloto en la FBCB-UNL, logrando varios premios. No obstante, los primeros años fueron de enormes esfuerzos humanos, institucionales y económicos.


En el 2002 comienza la segunda etapa, que significó la primera expansión de Zelltek.  Debido al volumen de producción y venta y el ingreso a nuevos mercados internacionales, el grupo emprendedor asume dos importantes decisiones: llevar adelante la adecuación y reequipamiento de la planta situada en la FBCB, que permitiera triplicar la capacidad productiva y abocarse a la radicación y construcción de una planta productora en el PTLC.  En esta etapa se constituyó como proveedor de principios activos para diversas empresas farmacéuticas de la región (Argentina y Brasil).
La eritropoyetina humana recombinante fue el primer desarrollo de Zelltek, al que le siguieron otros medicamentos, como el interferón alfa 2a e interferón alfa 2b, ambos antivirales muy potentes que se utilizan en distintas patologías. Por otra parte, el filgrastin que se utiliza para reponer los glóbulos blancos en pacientes oncológicos sometidos a quimioterapia. Dichos desarrollos fueron posibles por un trabajo en cooperación con otras dos empresas instaladas en el PTLC y promovidas financieramente por Zelltek (Incubatech SA. y Protech Pharma SA.) y también por el apoyo del Estado Nacional a través de programas de financiación de proyectos. Los productos biosimilares, a pesar de que  existían en el mercado mundial, resultaron  innovadores en la Argentina.
En el año 2008, Amega Biotech (actualmente perteneciente al holding Megalabs, con sede central en Uruguay), adquirió el 100% de la empresa, que trasladó toda su estructura de producción al PTLC.  En el año 2010, la UNL a través de la FBCB, junto a Zelltek SA y Gemabiotech SA. conformaron un consorcio público-privado que les permitió el acceso a financiamiento del Ministerio Nacional de Ciencia y Tecnología, cuyo principal objetivo fue el desarrollo de dos nuevos medicamentos biotecnológicos, no producidos en el país: etanercept y factor VIII de coagulación truncado (BDD-FVIII). En marzo de 2019, el etanercept fue aprobado para su comercialización por parte de la ANMAT. A partir de una inversión de más de 3 millones de pesos, se inauguró en el año 2012, un Laboratorio de Control de Calidad de Medicamentos, que constituyó el primero en el país para tal fin, cumpliendo con normas de calidad y seguridad. La conformación de este consorcio fue otro capítulo novedoso para el ámbito universitario.
Diversas dependencias de ciencia y vinculación tecnológica acompañaron al equipo en la búsqueda de financiamiento, asesoría legal y formación de recursos humanos.
“Hemos montado desde cero muchísimas tecnologías para el desarrollo de los productos bioterapéuticos: desde los cultivos celulares, la purificación y todos los métodos de control de calidad. Con todo el esfuerzo que significaba informarse, traer la tecnología, montarla en el laboratorio, analizarla y luego transmitirla a los estudiantes que se nutrieron de ese material. Pudimos formar a mucha gente con métodos que son muy útiles, valorados y requeridos en la industria farmacéutica”, comentó Marina Etcheverrigaray.

EL PROMISORIO PRESENTE DE ZELLTEK
Con el propósito de aumentar su capacidad productiva, en el año 2021 la empresa amplió su planta productora biotecnológica ubicada en el PTLC (de más de 10.000 m2), a partir de una inversión que demandó más de 10 millones de dólares. La producción local permite la sustitución de la importación de medicamentos biotecnológicos por más de 30 millones de dólares. La cartera de clientes de la empresa incluye al mercado interno, a todos los países de Latinoamérica, Rusia, Pakistán, Tailandia, Irán y Egipto, entre otros.
“Zelltek contribuye a la economía local a través de la exportación de sus productos, siendo uno de los principales exportadores de la ciudad de Santa Fe. Uno de los pilares de la compañía es la innovación tanto en productos, procesos productivos o procesos internos. Damos valor a la innovación y trabajamos para que sea parte de la cultura de la organización” explicó Guillermina Forno, responsable del grupo de investigación y desarrollo de la empresa.

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