Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) realizó un estudio de campo en donde se ubican los humedales del río Paraná medio entre las provincias de Santa Fe y Entre Ríos. El estudio se cuantificó y valorizó la destrucción causada por el fuego en las islas, pormenorizando el desastre ecológico en la fauna y flora de la región. Se busca recabar información fidedigna de la biodiversidad que se perdió por el fenómeno, buscando generar un modelo predictivo que permita prever el impacto de las quemas sobre el suelo y los ecosistemas de humedales.
El estudio estuvo encabezado por un grupo de investigadores de la UNL pertenecientes al Laboratorio de Ecotoxicología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB). Los profesionales realizaron trabajos de campo relevando los humedales en las distintas zonas afectadas entre las provincias de Santa Fe y Entre Ríos, comprendidas en áreas de influencia del río Paraná medio desde Resistencia, en Chaco, hasta Diamante, Entre Ríos.
La investigadora Paola Peltzer, quien es parte del Laboratorio de Ecotoxicología de la FBCB-UNL y del Conicet, destacó que “El avance del fuego sobre diversos ecosistemas, va destruyendo la biodiversidad y desplazando comunidades. Esto viene asociado a la expansión de la frontera agropecuaria, pudiendo identificar como actividades principales la siembra de granos y el desarrollo de la ganadería”, afirma la investigadora.
ECOSIDIO EN LAS ISLAS
Desde que este grupo comenzó a recorrer las zonas incendiadas, a principios del año 2020, relevaron 17 sectores de islas y humedales que comprenden la zona del Paraná medio. Durante agosto y septiembre tuvo lugar el primer análisis de los datos recolectados por este grupo, donde se reflejó que la mayoría de las unidades ambientales que componen los humedales fueron afectadas.
La profundidad del suelo quemado es de lo que depende el tiempo necesario para su recuperación. Lo llamativo que se desprende del estudio es que el 70% de los humedales no registró revegetación a mediano plazo (de 3 a 4 meses), variando de 2 a 12 centímetros, teniendo en cuenta que la altura de las llamas en especies “leñosas” alcanzó entre 2,70 y 4,20 metros.
En el estudio se destaca que los denominados albardones (montículos que se crean cuando un río amontona sedimentos) fueron los más dañados en un 83 %, seguidos por las media-lomas (47 %), las depresiones o lagunas internas un 17% y las barrancas con un 5%. En cuanto a las especies afectadas, de forma directa por mortalidad o huida, como indirecta, por ejemplo: semillas-frutos, corteza, nidos, heces y plumas quemados, se registraron 83 especies, entre plantas, anfibios, aves, reptiles y mamíferos.
Según los datos que estos investigadores, sólo un escaso número de especies se regeneran naturalmente a mediano plazo, mientras que la recuperación de especies leñosas requiere de un plazo mayor a un año dependiendo del impacto de actividades tales como la ganadería, incendios reiterados y de las precipitaciones.
Estas áreas albergan al 40% de la biodiversidad de Argentina, brindan alimento, refugio y anidamiento de reproducción para numerosas especies”, graficó la coordinadora del estudio sobre el impacto ambiental de las quemas en la zona media del río Paraná”.
En este escenario, se estima que la recuperación de los depósitos de carbono quemados llevará decenas de años, plazos largos, considerando que tal vez no pasen muchos años hasta una próxima bajante extraordinaria y anormal del Río Paraná, acelerado en función de la crisis climática.