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Sociedad

Estudio Hecho por el CONICET Busca Conocer la Percepción del Voto y la Política Entre Jóvenes de Escuelas Secundarias

En un trabajo publicado en el último número de la Revista de la Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP) por la investigadora principal de CONICET Miriam Kriger junto al becario doctoral Ignacio Robba Toribio, ambos del Centro de Investigaciones Sociales (CIS), dependiente del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y del Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES/UNTREF), se analiza que, los y las jóvenes que votan por primera vez parecen distanciados del modo “que se vayan todos” propio de comienzos del milenio y más cerca de una “positivización de la política en sus propias claves”.

¿Sirve votar? El equipo preguntó esto al grupo de encuestados con la intención de evaluar cómo se valora el ejercicio del voto. En las dos encuestas fue idéntico el porcentaje de jóvenes que respondieron que “votar es importante pero no alcanza para decidir lo que pasa en el país” (60%). Sin embargo, bajaron levemente los porcentajes de respuesta a “votar no sirve para nada” (del 8% en 2015 al 5% en 2019) y subieron aquellos que responden a la pregunta “con el voto decidís lo que pasa en el país” (pasan de 30% en 2015 a 33% en 2019).
Frente a esta valoración positiva de la práctica electiva -que suma un 71% en 2015 y 75% en 2019- existe una baja valoración de la práctica partidaria en los dos años estudiados. Mientras en 2015, el 64% manifestó tener una valoración nula (34%) o baja (30%) de la política partidaria, en 2019 la suma entre quienes no le daban “ninguna valoración” (31%) y quienes le dan “poca valoración” (29%) alcanzó un 61%. En contraste, quienes le dan una alta o máxima valoración a la política partidaria se ubican entre el 10 por ciento (2015) y el 12% (2019). El equipo de investigación ve en estos datos una progresión que es necesario leer desde antes, desde la crisis de 2001.
“En el post 2001 no había diferenciación entre política y políticos: todo, política y políticos, eran igual de malos, porque el divorcio entre ciudadanía y política era muy grande. Estábamos frente a un rechazo muy grande de la política en su forma tradicional”, comienza a explicar Kriger, quien estudia el fenómeno de la política y los jóvenes a través del Programa sobre Subjetividades Políticas Juveniles en Contextos Nacionales Contemporáneos que dirige en IDES/UNTREF. Los diez primeros años del milenio fueron modificando esa situación, hasta llegar a la foto de 2019.
Lo que detectan las encuestas es que “la confianza en la política aumenta pero aparece disociada de los políticos, lo que termina acentuando la valoración positiva de la política como práctica en sí misma”, algo que los autores entienden como una “positivización de la política”. “Si se mira esta progresión en comparación con el rechazo a la política formal de los 90 y del post 2001, vemos una positivización de la política formal y partidaria, que se produce siempre y cuando la pongas en relación diferencial con los políticos”, agrega Kriger.

El 69% de los encuestados se identificaron con la frase “creo en la política pero no en los políticos” en 2019, frente al 66% en 2015. La diferencia es más grande frente a la frase “creo en la política y en los políticos”, apoyada por el 11% de los encuestados en 2015 y por el 6% en 2019.

UNA POLÍTICA “PROPIAMENTE JOVEN”

Las dos encuestas indagaron también en las prácticas ciudadanas que, según el equipo que dirigió el trabajo, son elementos constitutivos de la ciudadanía política más allá de la vida estrictamente partidaria. Y detectaron aquí un aumento de la valoración positiva de lo que los autores llaman “prácticas ciudadanas políticas”, entre las que se cuentan las manifestaciones en espacios públicos (16% en 2015 y 28% en 2019, sumando valores máximo y alto) y acciones directas (10% y 23% respectivamente). Las acciones enmarcadas en la lucha de género y la política en la escuela no se midieron en 2015 pero arrojaron valores altos en 2019: 43% y 29% respectivamente.
Sin embargo, estos incrementos no son correlativos con lo que ocurre con la valoración alta o máxima de la práctica partidaria, que sumó al 10% de los encuestados en 2015 y al 12% en 2019. Entre los estudiantes consultados en 2019, la única práctica ciudadana menos valorada que la partidaria fue la práctica religiosa, con el 9%.
“Llamamos a esto política propiamente joven, que se distingue de la política adulta asociada a los políticos tradicionales”, dicen Kriger y Robba Toribio en el artículo. También lo llaman “positivización de la política en clave juvenil”.
“La positivización de la política tiene que ver también con una valoración de la juventud, que comienza a pensar la política a partir de una autocalificación generacional más alta. La disputa comienza a darse con los políticos para tomar la política como práctica constructiva. Ese cambio es muy significativo”, interpreta Kriger, quien identifica este nuevo rasgo como una característica positiva de estas generaciones: “La politización es algo deseable, pero sucederá en su propia clave”, concluye.
Las investigaciones cuyos resultados parciales se publican en este artículo fueron realizadas entre 2011 y 2019 bajo dirección de Kriger y la participación de los miembros del equipo: Juan Dukuen, Luciana Guglielmo, Cynthia Daiban, Shirly Said y Hernán Fernández Cid.

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