Un reciente informe publicado por el Portal sobre Problemáticas SocioTerritoriales de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) arroja datos preocupantes sobre la situación socioeconómica en la región, en sintonía con las cifras nacionales difundidas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). El informe revela que en el conglomerado del Gran Santa Fe, que incluye localidades como San José del Rincón y Barrios como Colastiné Norte y Sur, en el último año más de 94.000 personas cayeron en la pobreza, elevando el porcentaje de población afectada a casi un 60%. Estos números superan incluso a los del Gran Rosario, donde la pobreza se encuentra en un 46,7%.
El impacto de esta crisis es especialmente visible en los sectores más vulnerables, y si bien las cifras son significativas en cuanto al incremento de la pobreza, lo más alarmante es el aumento de la indigencia. A nivel nacional, el informe detalla que la indigencia, que mide la incapacidad de cubrir el costo de los alimentos, se duplicó en muchas regiones, afectando gravemente a sectores del noreste y noroeste del país. En el Gran Santa Fe, la indigencia sigue una tendencia preocupante, aunque en el sur provincial, en el Gran Rosario, esta problemática es aún más acuciante, alcanzando el 18,2%.
La realidad en localidades cercanas a la capital provincial, como San José del Rincón, refleja la gravedad de la crisis económica. Familias enteras están atravesando dificultades para satisfacer necesidades básicas, mientras el tejido social se ve cada vez más desgastado. La falta de oportunidades laborales y el creciente costo de vida no solo deterioran las condiciones de vida, sino que también generan un sentimiento de incertidumbre y desesperanza en la comunidad.
El informe no solo se limita a exponer los números, sino que invita a una profunda reflexión sobre las causas estructurales que alimentan esta realidad. En localidades costeras como San José del Rincón, la falta de acceso a servicios básicos, como agua potable y un sistema de salud adecuado, se combina con la pobreza, haciendo aún más difícil revertir la situación. La pobreza no es solo la incapacidad de adquirir bienes, sino un fenómeno que afecta a múltiples dimensiones de la vida cotidiana, desde la educación hasta la salud mental.
Ante este panorama, se vuelve fundamental que los gobiernos, tanto locales como nacionales, tomen medidas urgentes y efectivas para paliar esta situación. La implementación de políticas públicas que generen empleo y mejoren la infraestructura de los servicios básicos es clave para comenzar a revertir la alarmante tendencia de pobreza e indigencia que asola a la región. En momentos de crisis, la solidaridad y el apoyo comunitario también juegan un rol crucial. Es imperioso que las organizaciones sociales, los ciudadanos y el Estado trabajen en conjunto para enfrentar una problemática que no solo es económica, sino profundamente humana.